lunes, 26 de agosto de 2013

Una o dos?

"Sólo una...?"

"...o las dos...?"

"las dos, verdad...?"

"Anda... no me jodas!"

Un echo "sin importancia" y que capté en el pasado festejo celebrado en la plaza de Villahermosa (Ciudad Real). Es habitual ver a los banderilleros y subalternos "hacer fuerza" para que su matador corte los trofeos, puesto que un triunfo del segundo es el triunfo de los primeros. Es habitual ver a la cuadrilla observar detenidamente al palco mientras el público pide los trofeos, y en ocasiones hemos observado réplicas, gestos y otras posturas hacia el palco en plan de protesta.

Si estas situaciones se dan en corridas de toros, qué menos que se den en novilladas sin picar, donde los chavales cabalgan con sed de triunfo y salen a por todas. 

Sin embargo, otra cosa distinta es que uno de los subalternos pida, en los medios, la segunda oreja para su matador. Insisto que es un echo "sin importancia" y más cuando estos chavales necesitan toda la ayuda del mundo. Pero así no. Así no, porque parece que estemos en un mercado. Parece que estamos de pachanga pidiendo la segunda oreja como si de una papeleta se tratara. Y no debe perderse de vista nunca que, novillada o corrida, el que se pone delante se juega la vida. Y por lo tanto, la seriedad debe ser punta de lanza en cualquier festejo, menor o mayor. 

Si a este tipo de festejos, en ocasiones les falta una buena dosis de seriedad y profesionalidad (no fue éste el caso), una de las puntillas sería ir pidiendo las orejas "por favor". 

"El Rubio", vuelta al ruedo con merecidísima oreja. 

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