Como un guardián que protege todo cuanto le rodea, se acerca silenciosamente al coche. Sabe que su ración es cuestión de segundos. Y efectivamente no se equivoca.
Camina con aire arrogante, con sobrada chulería y ante todo, desafiante. Está en su casa y no admite ninguna tontería.
Aparta a las hembras de su ración como si de moscas se tratara. Y a los 20 segundos, comía tranquilamente y por supuesto, alejado de las vacas que lo miraban envidiosas.
A los 2 minutos sin parar de observarlo, levantó su cara, nos enseñó sus espectaculares perchas, se encampanó y nos dijo que allí sobrábamos.
A sus órdenes "Chavalito". De allí nos fuimos no sin antes volver a observarlo de arriba a abajo.
El obtener un semental de semejante trapío y arboladura está al alcance de muy pocas ganaderías.
Enhorabuena a la ganadería de D. Samuel Flores por semejante "Chavalito".
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