martes, 8 de agosto de 2017

Y con esto, espero zanjar el tema.

En la anterior entrada del pasado domingo 06/08, denunciaba públicamente la estafa y el engaño a la que se ha visto sometida la Comissio Taurina Dona´t Aire de Meliana, de la que soy uno de sus socios fundadores. Considero que fui muy comedido y no desvelé muchos detalles, más o menos importantes, más o menos graves, pero  sí comenté que no iba a plasmar ningún sentimiento experimentado en primera persona, ya que el asunto está en manos de la Policía Autonómica, organismo que regula la tauromaquia en la Comunidad Valenciana. Hoy tampoco lo haré, pero sí que contaré muchas de las verdades que envuelven a esta desagradable situación. Y el motivo no es otro que las declaraciones que ha hecho el señor Medina en el portal Mundotoro.com en el día de hoy, en las que nos hace responsables a la propia comisión del estado de su toro, alegando que “Le tuvieron cinco días sin comer ni beber, ese fue el problema”.  El colmo. El colmo elevado a enésima potencia.

Y por este motivo, voy a hablar alto y claro.
  • El señor Medina ha afirmado que “yo no estaba ese día, pero los responsables de ellos sí, y no se quejaron”. El señor Medina miente. Miente porque sí estuvo presente ese día. Llegó justo cuando estaban embarcando los toros. Como nota anecdótica, uno de los aficionados y compañero de comisión que se desplazó hasta El Montecillo, apuntó en nuestro grupo de wasap “Cuando ví a Medina bajar de su coche y dirigirse hacia nosotros, parecía El Caudillo”.

  • No sólo eso. El señor Medina mantuvo un pequeño y tenso diálogo con el chófer del camión. No disponía de los crotales de los toros, y ante la petición del chófer en conseguirlos (ya que los necesitamos para tramitar el traslado al matadero de los animales), el señor Medina contesto de forma tajante “En Madrid no me los piden, así que ya os apañaréis”.

  • No sólo eso. El chofer y los miembros de la comisión le pidieron al señor Medina dos sacos de pienso. El motivo es evidente: que los animales se alimenten las próximas 48 horas hasta su lidia, del mismo pienso que han estado alimentándose hasta la fecha. La respuesta  del señor Medina fue: “Los toros os han salido regalados, así que ya van bien como van”. Ver para creer. Mejor dicho, oír para creer. 

  • No fue mejor el trato recibido por parte del mayoral de la ganadería. El mismo cuento de siempre cuando hay un fraude. “Los toros ahora no se pueden ver. Están muy nerviosos, y si nos acercamos, pueden derrotar y romperse un pitón”. Estas fueron sus palabras, de forma que no permitió ver a los toros antes de su embarque. Ante la insistencia por parte de los miembros de la comisión, sólo dejo a uno de ellos acercarse al cercado, acompañado por el mayoral y los vieron muy alejados. Demasiadas trabas para ver los toros, cuando esto debe ser lo normal antes de su embarque. Por tanto, los miembros de la comisión se esperaron en chiqueros y los vieron justo tomando el pasillo que da acceso a la rampa del camión. Visto y no visto.

  • Aunque aquello dio para poco, sí que observaron un “bultito en el lomo” como ellos definieron. Ante la duda, le preguntan al mayoral por el bulto en el lomo. La respuesta del mayoral fue que el toro se había enganchado con un cercado. La repuesta es un insulto hacia cualquier aficionado al toro. Miente porque sabe que puede mentir y engañar a quien tiene delante. A ver si tiene la valentía para dar la misma contestación a todos los veedores, aficionados u hombres de campo.

  • Quiero recalcar que los aficionados que se trasladaron al embarque son precisamente eso, aficionados. En ningún caso son expertos capaces de tomar una decisión tan crítica como la de no embarcar un toro a falta de 48 horas de celebrar el festejo, tras un año entero de trabajo y sacrificio económico. El mayor experto que hay en este caso es el propio ganadero, y para ello debe tener palabra. El ganadero y mayoral saben perfectamente cómo se encuentra su toro. Si lo han prostituido, deben comunicarlo. Si no está para embarcar, deben comunicarlo. Y más, tras un contrato  una declaración jurada por en medio.

  • Sin embargo y a pesar del nefasto trato por parte del mayoral de la ganadería y ganadero, nosotros, los que amamos al toro y sentimos especial agradecimiento por quienes cuidan del animal, somos quienes nos dan un bofetón y ponemos la otra mejilla. El mayoral se llevó su correspondiente derecho del mayoral. Un sobre con dinero por lo que se supone que debe hacer, que es cuidar al protagonista de todo esto. Y el detalle que siempre viene siendo habitual en esta casa: Un botella de vino para el ganadero y una botella de vino para el mayoral. 

  • Los toros desembarcan el miércoles por la tarde en la finca La Calderona, una de los mejores cebaderos de la comunidad, con unas instalaciones envidiables. Los toros descansaron hermanados en un cercado de grandes dimensiones, con agua y pienso para pasar más de una semana. La lidia del toro era el sábado 05/08. Cinco días sin comer ni beber, señor Medina? Si por usted fuera los toros no hubieran comido porque no se dignó en darnos dos sacos de pienso. Pero en Dehesa La Calderona el pienso y el agua estaban preparados para recibir a los animales.

  • Las obligaciones laborales y familiares hicieron que la mayoría de miembros de la comisión no pudimos ver a los toros hasta el mismo sábado. Sin embargo, algunos miembros de la comisión sí que se trasladaron hasta la finca La Calderona, y sí que transmitieron el mal estado en que se encontraba el toro. Nadie se percató allí de la herida en el lomo, repito, ya que los animales se encontraban hermanados en un cercado de amplias dimensiones. No era posible visualizar la herida en el lomo, pero sí visualizar la evidente falta de quilos del animal.

  • El sábado por la tarde, estando el toro enchiquerado para su traslado al pueblo, se despejan todas las dudas. El toro presenta una herida tras el morrillo que evidentemente es un señor puyazo. Una herida de unos 4 cm de diámetro en lo alto de un bulto, por donde no deja de salir pus. A ello se suma unos cuartos traseros que dan auténtica lástima. Totalmente escurrido el toro, anovillado y afectado por una falta de quilos y remate brutal. Con eso nos encontramos el sábado por la tarde, cuando pudimos ver al toro bien visto, sin presiones ni cuentos de que el toro está nervioso y mejor no acercarse para que no se estropee.

  • Automáticamente llamo al señor Medina y le exijo una explicación. 16 minutos de llamada dan para mucho, pero trataré de resumir la conversación. “Sí, he tentado al toro porque de mi casa no sale un solo toro sin tentar. Y qué pasa?” Esa fue su primera contestación. “Pasa que usted está cometiendo un fraude. Si usted quiere tentar a todos sus toros, me parece perfecto, pero tiene la obligación de avisarme porque me ha vendido con anterioridad ese toro con unas condiciones y un dinero, y me entrega un toro con otras condiciones pero con el mismo dinero. Ese no es el juego. Usted nos ha engañado y por este motivo, vamos a llegar a un acuerdo económico para arreglar esta situación”.

  • La conversación empieza a subir de tono y me dice “pero hombreeeee si le dí un puyacito de mierda con una vara de hembra!!! Eso no tiene ni un dedo de profundidad!!!” Lo que se contradice con el acta firmada por el veterinario que haría esa misma noche, donde puede leerse a lo largo del texto "herida con exudado purulento y miasis severa en el dorso del animal...herida inciso-contusa en espacio interescapular de la línea media dorsal... que lesiona piel y tejido subcutáneo, mostrando signos de cicatrización en fascia del Músculo Trapecio en su porción torácica...". 

  • Le exijo al señor Medina el 50% del importe del toro, a lo que se niega en rotundo. De lo contrario, me vería obligado a activar el protocolo de actuación que disponemos las peñas de la Comunidad Valenciana, para actuar de forma rápida y eficaz frente al fraude de los ganaderos, que desgraciadamente son bastantes. Le digo que como no lleguemos a un acuerdo, en pocas horas tengo a la Policía Autonómica en mi pueblo, junto con un veterinario habilitado, y procedemos a lanzar el procedimiento para que sea la propia Administración, en este caso la Consellería de Gobernación, la que se enfrente contra él. “Ojo, ya no es un don nadie quien va a ir en contra de usted Francisco, el procedimiento lo dirige la Administración”. Y su respuesta fue “Bueno, yo no quiero problemas, aunque no creo que por esto me metan en la cárcel”.  “No le meterán en la cárcel Francisco, pero su nombre y honor de ganadero se verá profundamente manchado”

  • Sin llegar a un acuerdo, el señor Medina me propone que asume el precio del porte de los animales, es decir, 500 euros. Me niego, a lo que añade invitarnos a una capea en su finca, con comida y bebida para unas 30 personas, alegando que ese gasto puede llegar a ser superior al que yo le estoy reclamando. Sigo negándome y entonces, añade a lo anterior que “el año que viene arreglaremos algo con otro toro de mi casa”. A lo que evidentemente sigo negándome en rotundo.

  • Entonces es cuando viene el intento por convencerme. “Mira, el toro te va a salir bravísimo, ya verás, en la tienta fue muy bravo!!!  Cuando lo lidies me llamas, y verás si tengo razón”.

  • Sigo sin dar crédito, y sigo sin hacerle entender al señor Medina que está cometiendo un fraude. Que nos está engañando. Que intentó bajo todo concepto que nadie viera los toros, y una vez en el camión, cogió el dinero y te comes el toro.

  • La conversación sigue subiendo de tono, y me muestro tajante y realmente enfadado. “Yo lo siento, de verdad, estoy dispuesto a ayudarle a usted, vamos a apañarnos pero no pienso darle lo que me pide y si no, haga lo que tenga que hacer y nos veremos en los tribunales. Si tan mal estaba, no haberlo lidiado. Yo lo siento pero lo he hecho mil veces, siempre tiento mis toros, y le doy mi palabra de honor que la gente quiere que les tiente mis toros”. Ese fue el último comentario del señor Medina en aquella conversación telefónica.

  • Lo que viene a continuación fue de auténtica vergüenza. Aquí en las calles, nuestro primer mandamiento es el Toro. El toro por encima de todo. El toro con kilos, con trapío de Pamplona, Bilbao o Madrid. El toro fiero. Que imponga respeto y no dé miedo, dé pánico. El toro que emocione y que haga una salida explosiva. Que derrote, que venda cara su vida, que sea ovacionado tras ser encerrado y que sea recordado durante años por su bravura, genio, casta o mansedumbre. Pero que transmita peligro. Eso es lo que buscamos y queremos. No queremos el toro chico, el noble, el que tiene calidad, manos cortitas, cara abrochada y embiste a ralentí. Eso para Morante y Manzanares. Sabiendo que esto es lo que queremos y lo que quiere este público… que salió al levantar la puerta del cajón? Todo lo contrario. Un toro enfermo, escurrido de los cuartos traseros, con un puyazo en todo lo alto que fue apreciado por todos a medida que pasaban los minutos y las noticias volaban de punta a punta del recorrido. Un animal que se caía constantemente. Un animal que daba pena verlo. Un animal que viéndolo en la calle, corretear huidizo, me hizo posicionarme a favor de los más intransigentes antitaurinos del absurdo partido PACMA. Más allá de que el animal no tuviera un ápice de bravura, lo que es imperdonable es el trapío del animal. Ahí no se debe fallar jamás. Y no fallamos, sino que nos engañaron. A nosotros y a todo un pueblo que ha colaborado durante un año entero aportando su granito de arena con loterías, rifas y cuotas.

  • Pasadas dos horas de la lidia, se presentaron en los corrales de la Comisión un Inspector de Policía Nacional, acompañado por dos agentes de la Policía Autonómica y un veterinario habilitado. Realizaron fotografías, inspeccionaron al animal de forma detallada y redactaron las actas de lo sucedido. Y todo ello gracias a la Federación de Peñas Taurinas de la Comunidad Valenciana. Actualmente, estamos ante una de las entidades taurinas mejor organizadas de toda España. Hace años éramos débiles y estábamos separados. Hoy no. Hoy estamos unidos y organizados. Somos muchos y muy fuertes. Y no vamos a consentir ni un fraude más. Esto es una llamada de atención para todas las ganaderías de nuestra querida piel de toro. CUIDADO. OJO CON LO QUE HACEMOS EN LAS PLACITAS DE TIENTAS CON TOROS VENDIDOS A LAS PEÑAS DEL LEVANTE. NO CONSENTIMOS NI UN FRAUDE MÁS.

  • El domingo 06/08 vuelvo a llamarle al señor Medina. “Yo estoy dispuesto a compensarle con esto pero no con lo que usted me pide. Yo no quiero problemas, y por eso le doy 1000 euros si quiere usted y punto, y se ha acabado, y no le doy más porque yo no sé lo que le ha pasado al toro cuando ha salido de mi casa”. A lo que yo le comenté “usted no sabe lo que le ha pasado al toro cuando sale de su casa, pero sí que sabe lo que le ha pasado estando en su casa. Usted lo ha tentado, ha cometido fraude.” A lo que me espetó “lo que usted tenía que haber hecho era haber enviado a un experto a embarcarlo. Y si tan mal estaba, no haberlo embarcado”.

En las calles hay cultura. Cultura de Bou, o cultura de toro, como la llamamos nosotros. Aquí tratamos de venerar al toro. El toro es motivo de fiesta, de alegría pero también de miedo y de responsabilidad. La actitud y conducta del señor Medina reconcome, porque no solamente se trata de una burla al contrato mercantil que hemos firmado, sino que va más allá. Es una burla al verdadero artífice de la Fiesta: el TORO BRAVO y toda buena práctica hacia él.
De qué nos sirve ahora predicar que el toro es un animal único, que vive durante 5 años en plena libertad de la dehesa, que vende cara su muerte, que lucha hasta el final y que tiene la oportunidad de ganarse la vida en un ruedo? Esto es palabrería barata! Luego aparece un caso así y piensas: En qué estaría yo pensando para tragarme toda esta mentira???  En qué momento me hice yo aficionado a toda esta mierda???

Señor Medina. Para mí usted es un antitaurino. Un antitaurino que prostituye al toro. Porque le falta al respeto. Porque no le da lástima embarcar un toro no apto para su lidia. Porque falta a la verdad y a la buena práctica que se supone está obligado a darle al toro bravo, como ganadero que es. Porque realmente le da igual lo que le pase a un animal suyo. Porque sólo le interesa el dinero. Porque le da igual que un toro suyo haya dado lástima en las calles de un humilde pueblo de Valencia. Porque si usted fuera un ganadero honrado y cabal, no hubiera tentado ese toro que tenía comprometido conmigo. Y de haberlo hecho, me hubiera llamado y me lo hubiera comunicado. Pero sobre todo, nunca, nunca tendría que haber embarcado ese toro basándose en la mentira, en el engaño y en la falta de respeto.

Sirva esto de precedente. Yo lo dije antes. Cuidado ganaderos de toros. En la Comunidad Valenciana estamos dispuestos a no pasar ni una más. Disponemos de un entramado muy potente para detectar y llevar a los tribunales a todo quien se atreva a cometer fraude, de forma rápida y eficaz.


No quiero hacer daño a nadie con todo esto, pero sí quiero que se sepa la verdad de todo lo sucedido y se haga justicia. Esta es la verdad. Estamos a la espera de lo segundo.

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