jueves, 7 de abril de 2022

Vega Blanquilla: Un paraíso del toro bravo.

La finca Vega Blanquilla, situada en Alcalá de los Gazules, es un verdadero paraíso del toro bravo. Esta singular finca está rodeada del pantano de Barbate y muestra una belleza espectacular.  Allí, los toros son cuidados con gran esmero por Salvador Gavira, hijo del gran Antonio Gavira, ganadero romántico donde los hubiera y de marcada y fuerte personalidad.



Salvador Gavira es un ganadero enamorado de sus toros. Lo demuestra en cada una de sus palabras. Lucha contra viento y marea frente al panorama actual con unas ganas y una ilusión propias del que empieza en esto. La diferencia es que él no está empezando. Salvador Gavira ya peina canas en esto del toro y mantiene intacta su pasión. Nos contaba mientras repasábamos los toros que el panorama es desolador, pero que él tiene claro que va a continuar. “La crisis va a quitar a unos cuantos ganaderos de en medio. Y si después de unos años de crisis he llegado a una conclusión, es que del bravo no se puede vivir”.

En el cercado de la derecha nos mira una bonita novillada para la escuela taurina de Alcalá, mientras en el mismo cercado de los toros Salvador habla de que ésa era la corrida que tenía preparada para Madrid y que el COVID truncó. Allí siguen los toros, con trapío para Madrid, con las caras arriba aunque ahora mismo sin el cuajo y remate que precisarían para tal cita.






Salvador demuestra una pasión increíble. Este arquitecto que hace décadas se infló a construir unifamiliares y a dirigir proyectos de edificación hoy en día vive casi en exclusividad para continuar con la obra de su padre. En sus palabras siempre se encuentra presente el gran Antonio Gavira y  prueba de ello nos enseña orgulloso esos toros prototípicos “gaviras” que ahora mismo están pastando a orillas del pantano de Barbate, estrechito de sienes y con los pitones tocados arriba, casí casí cornivueltos sin llegar a serlo.





A punto de empezar el tentadero con la escuela taurina de Alcalá de los Gazules, nuestra conversación acabó de la siguiente forma:

-      “Salvador… tengo que decirte que aquí he visto el prototípico gavira estrecho de sienes y tocado arriba, tal y como definía tu padre”

-   “Mira tío, se me ponen los bellos de punta” levantándose la manga de la camisa y deslizando su mano por su antebrazo. 




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