lunes, 28 de julio de 2014

"El 18, el de en medio... no me gusta... Tiene mirada de loco..."

Andaban las cuadrillas en el interior de los corrales de la plaza de toros de Valencia, enlotando los Cuadris para la tarde.

Nadie lo decía alto y claro, pero allí se respiraba un ambiente de que estábamos ante una tía de corrida. Se veía en las caras de los de plata. Los comentarios entre unos y otros trataban de autoconvencerse de que la corrida era buena. Mi sensación era que intentaban quitarle importancia a lo que tenían delante... "Ese, el 22... buen toro... buen toro..."; "...el 13 también es bueno..."; "...si es que la corrida es muy pareja...".

¿Saben eso que se dice de que "todo lo que piensas lo atraes"? Pues más o menos. Todo es relativo, siempre se puede ver la botella medio llena o medio vacía. Allí se podía haber empezado a afirmar por los cuatro vientos lo honda, pesada y seria que era la corrida. El respeto que imponía verla desde el pasillo. Pero las cuadrillas, con absoluta profesionalidad y con una unión entre unos y otros digna de admirar, decidieron mejor cantar lo pareja, las hechuras y lo "bonita" que era.

Momentos de tensión y de responsabilidad. Los lotes no acababan de quedarse claros porque había uno, no recuerdo cuál, que gustaba especialmente a todos, y como bien afirmó uno de plata "Si hay un lote que nos gusta a todos, es que la corrida no está bien enlotada!"

Finalmente y con una mayor conformidad se cantaron que los lotes eran el 22-18, el 13-14 y el 19-4.

"Trastero" nos miraba y nosotros mirábamos a "Trastero". Y en ese cruce de miradas un torero apoyado sobre la pared blanca y observando a los de la H susurra en voz baja:  

"El 18, el de en medio... no me gusta... Tiene mirada de loco..."


Y así quedó la cosa. 

Por la tarde, todos vimos que el 18 "Trastero" se convertía en el toro de la Feria. El toro de la Feria y probablemente de la temporada. Para mí, un toro de vacas. No comentaré nada de su comportamiento que no sepamos ya. Simplemente destacaría tres condiciones que para mí, fueron claves: 

1) Lo completo que fue en todos los tercios. 
2) La profundidad de sus embestidas en la muleta de Rafaelillo.
3) La emoción y transmisión al tendido de todo cuánto hizo. 

Por la tarde, al finalizar la corrida, me acordaba de aquella frase "El 18, el de en medio... no me gusta... tiene mirada de loco...". 

El toreo es una profesión de máximo riesgo. Previo a la corrida son todo suposiciones, hipótesis y conjeturas. Y  en determinadas circunstancias hay que tomar decisiones y éstas, se ven influenciadas por el miedo que siempre está presente en esta profesión. Sólo cuando sale el de los rizos en la testuz se destapa la verdad.

Uno de plata decía que "Trastero" tenía mirada de loco. Con toda su buena intención, este torero expresaba lo que su propio miedo le estaba haciendo pasar.

Y a la postre, "Trastero" número 18, fue extraordinario.



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