Sensaciones únicas al pisar El Palomar en tierras casi
manchegas. Dos grados bajo cero al entrar en una finca de bravo por excelencia.
Ganas por volver a contemplar, una vez más, la camada de 2015.
Espectaculares. Los samueles lucen gran trapío sin perder
las hechuras que siempre les caracterizaron. Toros de gran seriedad y muy en
tipo. Conjugar seriedad para plazas de peso y formas armónicas conservando el
tipo nunca ha sido fácil y más en ganaderías cortas.
En El Palomar se conjugan ambos caracteres para el próximo
2015. Hay ilusión en la casa, y por tanto en los aficionados, y no es para
menos.
Por supuesto, agradecer a toda la familia Flores su amabilidad y excelente
trato, quienes me brindan la oportunidad de poder contemplar semejante belleza. Infinitas gracias.
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