Una agenda comprimida, tanto por motivos laborales como
familiares, había traído como consecuencia que mi regreso por tierras gaditanas
de Alcalá de los Gazules se retrasara, por desgracia, demasiado tiempo. Sin
embargo, la espera tiene esas cosas buenas porque lo deseado, cuando lo
saboreas, sabe mucho mejor.
Mi reaparición por Las Cobatillas –finca donde pastan los
santacolomas de Dña. Ana Romero- no pudo ser más afortunada. En Las Cobatillas todo
sigue igual.
Sigue igual Lucas Carrasco, ganadero al frente de la vacada,
con quien tuve la suerte de encontrarme allí un miércoles 16 de mayo a las
16:00. Sigue igual su hospitalidad, sigue igual su forma de proceder, y por
suerte la mía, sigue igual el trato con él. Igual o mejor. Y eso es de
agradecer. Agradecer es que te abran las puertas de par en par y te complazcan
de esta forma. Por allá en 2008 pasamos un extraordinario día en mi pueblo,
Meliana, con motivo de la Semana Cultural Taurina y me confiesa que aquella
paella que comimos aquél día en los salones de la vieja Penya La Forca de
Meliana, fue la mejor paella que jamás había probado. Un verdadero orgullo!
No sigue igual Paco Gómez. Sigue mejor. El mayoral de la
ganadería rebosa categoría por los cuatro costados. “Vente cuando quieras. Aquí
estoy”. Esa fue su carta de presentación cuando le llamé días antes. A nivel
personal es un tipo extraordinario. De los que echas de menos y con los que
quieres estar porque con ellos el tiempo vuela. No entraré en valoraciones
sobre su persona porque me faltaría tinta. Pero sí destacaré su papel de
mayoral. Probablemente, Paco esté en peligro de extinción. Y con eso, cualquier
comentario sobra. Mayoral de los de verdad. De esos que además de serlo, hay
que parecerlo. De los que aprendes con él cada minuto que conversas. De los que
cuentan, explican, detallan. De los que después de un porrón de años lo
aprecias de verdad. De los que te ofrecen pasar el día a su lado y sin darse
cuenta te están haciendo un hombre feliz. Paco Gómez, mayoral de los que ya no
quedan. O quedan, pero muy poquitos. Tres horas paseando por Las Cobatillas dan
para mucho toro, mucha vaca, mucha plaza y mucho torero. Y una hora sentados en
el tractor con el motor apagado, hablando de la vida, da para más.
Con Paco Gómez, en Las Cobatillas en 2013.
Y siguen igual esos cárdenos con mirada viva y penetrante,
con hechuras armónicas y redondos como pelotas, con el hocico chatito, las manitas cortas y fuerte pecho.
Esos cárdenos siguen manteniéndose fiel al tipo de toro que en su día creó D.
Joaquín Buendía, pero algo muy relevante hay que destacar: Siendo una ganadería
corta y sin alejarse del tipo característico, Lucas y Paco, Paco y Lucas, han
conseguido un toro con el trapío para plaza gorda. Y eso señores, eso es muy
jodido. Cualquier ganadería que proceda de alguna rama ibarreña puede tenerlo
más fácil. Sin embargo, conseguir en esta casa un toro con plaza sin ninguna exageración -teniendo en cuenta la moda e imposiciones actuales-,
insisto, eso debe ser muy jodido de conseguir.
Pues en Las Cobatillas existe este toro. La camada de este
año es exquisita. Una bonita novillada para Hagetmau, un corridón para Azpeitia,
una perfecta corrida para Dax y varios toros de aúpa para el desafío ganadero
en Madrid conforman los toros para este 2018. Ah! Y un tío, que perdió un ojo en
una trifulca con sus hermanos, que su destino será las calles.
Veamos en esta primera entrada del blog la corrida que hay
preparada para Azpeitia. Nunca he pisado esta plaza, por lo que desconozco el
trapío que allí se exige. Pero de lo que sí estoy seguro, es que la corrida
presentada por Lucas y Paco será ovacionada, al menos, de salida.
Y ojalá lo sea mientras
desfilan las mulillas…
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