viernes, 5 de abril de 2019

Salvador Domecq.

La última vez que visité la mítica finca El Torero, propiedad de D. Salvador Domecq, en término de Vejer de la Frontera fue en 2011. Entonces me desplacé hasta allí para ver un posible toro para las calles, sobrero de Zaragoza del año anterior. Aquella visita fue bonita, cortita pero bonita. El gran Campitos -hombre amable y entrañable- junto con su pequeño nieto de tan sólo tres o cuatro añitos nos atendieron estupendamente.

Volvía a EL Torero hace apenas dos semanas, con la misma intención que hace 8 años. Y volvía con la misma ilusión y respeto que entonces. Siempre me ha encantado esta ganadería, por su historia, por su trayectoria y por su concepto de bravura.

No ha habido trato con la ganadería, pero la visita me permitió ver la camada para este 2019. Toros fuertes y serios, quizá un pelín desigual en cuanto a caras, pero de hechuras parejas y rematadas. Abunda el pelaje negro, pero también los hay castaños, chorreados y un burraco. Esta ganadería siempre buscó el motor y la gasolina en sus toros, de ahí vino el nombre de Salvador "El Bravo" y por eso esta ganadería tiene la aceptación de gran parte de la afición.

Agradecer al mayoral el trato recibido y la predisposición para que pudiéramos ver los toros.




















1 comentario:

  1. Aún me acuerdo... Ese niño de quien usted habla tiene hoy 20 años, recuerdo que fue en el 2011 cuando mi abuelo "campito" recibió por ultima vez en la casa de Salvador Domecq con alegría, generosidad y humildad a todo aquel que se acercara a visitar la ganadería que había visto crecer.
    Amor, dedicación y entrega así describo a mi abuelo. Con nostalgia y muchos recuerdos me ha traído su nombre.
    Sé que han pasado muchos años pero si aún guardáis una foto, recuerdo... Compartidlo con nosotros.
    Sin más un fuerte abrazo de aquel niño que conociste en esa dehesa.

    ResponderEliminar