Actualmente y bajo mi humilde punto de vista, la Fiesta brava no
está pasando por un momento excesivamente boyante. Continuamente nos persigue
el fantasma de que el enemigo está dentro de casa. A día de hoy, más que
fantasma es ya una realidad.
Ganaderías que desaparecen, personajes que se aprovechan del
aprieto económico del vecino, faltas a la verdad, son algunos aspectos que
están sucediendo día tras día y nadie se alarma. Nadie reacciona. Nadie
protesta y alza la voz. El mundo del toro siempre ha presumido por andar con la
verdad por delante y a pecho descubierto, gozando de tantos y tantos valores
que escasean en la sociedad actual.
Uno de los temas que más tristeza y desconfianza me producen son
los más que sonados “bailes de corrales”. Le resta importancia al espectáculo,
le resta verdad. Aunque luego la figura que la mata le corte las dos orejas al
cuarto. Pero el daño ya está hecho.
Será que no hay toros con trapío suficiente? No lo creo. Toros
hay, y con trapío, que no necesariamente peso. En este aspecto es necesario que
existan ganaderos comprometidos con el toro bravo y los aficionados (también
con el torero, pero que su compromiso con el torero no se oponga frente al
compromiso con el toro y con el aficionado), cuya principal misión sea la de
presentar un toro con trapío para la plaza de turno.
Así lo declaraba Tomás Prieto de la Cal en Meliana (Valencia) en
el contexto de la Semana Cultural Taurina de 2013. Un ganadero romántico, a la
antigua usanza, duro, exigente… pero el respeto al toro y al aficionado lo
lleva por bandera. De ideas extremadamente fijas, Tomas lo tiene claro. Ni
fundas, ni el llamado toro artista. Selección rigurosa bajo dos criterios: la
casta y el caballo.
Sin ninguna duda, la Fiesta necesita ganaderos como éste. Y no
significa que se necesiten ganaderos que críen el toro de Veragua como lo hace
Tomás (que también). No es ése el mensaje. El mensaje es que hacen falta
ganaderos comprometidos con la causa, la afición y el toro (como lo hace Tomás),
bien críen Domeqc, Núñez, Albaserrada, Lisardo, Graciliano, Buendía o Conde de
la Corte.
El ganadero que consiga unificar el compromiso con el torero, con
el aficionado y con el toro, a triunfar. Personalmente, considero que,
necesariamente es el punto al que debe converger la Fiesta para que ésta goce
de su máximo esplendor. Y nosotros y los que vienen detrás, también.
Un servidor, echando de comer a "Navidad" en "La Ruiza"
Un galán de Prieto de la Cal. (Foto de la web www.porlasrutasdeltoro.com)
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